En septiembre del año pasado, el periódico inglés The Sunday Times destapaba las oscuras prácticas que llevaba a cabo la compañía Ryanair para ahorrar dinero. Lo más inquietante de todo fue el contenido de un informe interno que la compañía había enviado a sus pilotos exigiendo una política de reducción de costes mediante el racionamiento de las reservas de combustible cargadas. Se recortaba el poder discrecional del comandante de requerir una carga adicional del 5 por ciento del combustible que demande cada vuelo para imprevistos y desvíos. Lo publicado confirmaba también que Ryanair enviaba cartas de advertencia a los pilotos que pedían más combustible sin ofrecer explicaciones, como medida de presión. Sin embargo, según las normas europeas de seguridad aérea, todo avión de pasajeros debe cargar combustible suficiente como para mantenerse en el aire entre 30 y 45 minutos más de lo que exige su trayecto. Concretamente, deben incluir carburante para llegar a uno de los denominados “aeropuertos alternativos”, por si surge la eventualidad de que no pueda aterrizar en el destino por cualquier motivo.
No llevar a cabo estas prácticas, lo que puede llegar a poner la seguridad del pasaje en peligro, es perseguido pero no fácil de demostrar. Sin embargo, en el sector son de sobra conocidas. Esto lo demuestra la conversación que publicó la web elconfidencialdigital.com entre un piloto de Iberia y la torre de control con un avión de Ryanair de por medio y otros aviones que esperaban para aterrizar. A continuación transcribimos la misma.
Segunda quincena de octubre. Una decena de aviones comerciales sobrevuelan Barajas en la zona asignada por la torre de control. Esperan para aterrizar porque hay saturación en el aeropuerto. De repente, irrumpe en la frecuencia común a todas las aeronaves la voz de un piloto de Ryanair:
“Torre, voy corto de combustible. Permiso para bajar”. Y entonces se desató la tormenta.
Antes de que la torre pudiera responder a la demanda del aparato de Ryanair, se escuchó la voz del comandante de uno de los aviones de Iberia que estaban a la espera, orbitando en torno a los 14.000 pies de altura estipulados:
-“Madrid. Entiendo que el Ryanair declara emergencia por falta de combustible”.
El término al que aludía el piloto no es inocente. Una cosa es informar a la torre de que se anda corto de combustible (solicitando simplemente ‘prioridad en el aterrizaje’) y otra bien distinta declarar la denominada ‘emergencia de combustible’, que se emplea en situaciones excepcionales, cuando el avión necesita máxima prioridad.
En esos casos, el piloto debe pronunciar por radio hasta tres veces la clave ‘mayday’ e informar sobre el tipo de contingencia. A partir de ahí, el resto de aeronaves pierden cualquier tipo de precedencia y la torre de control más cercana tiene la obligación de centrarse en el avión afectado. Tendrá primacía para todo. Sin embargo, tras el aterrizaje, un suceso así debe ir acompañado ineludiblemente de una investigación por parte de las autoridades del aeropuerto, un procedimiento que puede tener consecuencias para la aerolínea.
Tras la intervención del piloto de Iberia, control de Barajas se dirigió a la tripulación de Ryanair atendiendo a la indicación del Iberia:
- “A ver, Ryanair. ¿Me confirma ‘emergencia por falta de combustible’ para darle máxima prioridad?
La respuesta no se hizo esperar: -“Negativo, negativo. No declaro emergencia por falta de combustible”.
De nuevo sin dejar intervenir a la torre, se escuchó la voz imperiosa del comandante de Iberia: -“Torre, le informo de que, si usted da ahora autorización para aterrizar a este Ryanair, haré una denuncia contra usted y contra esa compañía”.
No hizo falta más. El comandante de Ryanair pidió con urgencia un aeropuerto alternativo (para Barajas son Salamanca –el más cercano-, Zaragoza y Valencia) y salió sin más dilación hacia allá.
Lo más sorprendente de todo fue lo que se produjo a continuación: por la frecuencia de radio se comenzaron a escuchar las voces de los pilotos que se encontraban a la espera, que habían asistido al rifirrafe, y que reaccionaron con vivas, aplausos y felicitaciones al Iberia:
“Bravo, compañero. Eso es. Tolerancia cero. Se acabó. Ya era hora de pararles los pies a estos tipos...”.
Las compañías españolas han decidido rebelarse contra Ryanair.
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