martes, 8 de febrero de 2011

RYANAIR, Un negocio aéreo al límite.

Aeropuerto de Alicante. Un avión de Ryanair está embarcando a los pasajeros y cargando combustible a la vez. Nadie se lo impide pese a estar vulnerando las normas de seguridad. Pero lo más grave es que la aeronave está aparcada en una zona que cruza un vial de doble sentido, lo que obliga a poner en marcha una coordinación especial para embarcar por parte del personal de tierra de la compañía, que no existe.

Aeropuerto de Madrid-Barajas. Dos tripulantes de Ryanair acceden a uno de sus aviones con tarjetas personales expedidas por Aena, habilitadas para abrir las puertas de embarque. Ningún tripulante de otra compañía posee estas tarjetas, según denuncia un piloto.

Aeropuerto de Reus. El pasado mes de enero, un avión de Ryanair que cubría el vuelo Alicante-Zaragoza se desvió a Reus –su aerpuerto alternativo– por mala meteorología. La tripulación declaró emergencia por ir corto de combustible antes de aterrizar en su nuevo destino. ¿Cómo es posible que la aeronave fuese al límite de queroseno, cuando debía llegar a Zaragoza?

Estos tres casos son testimonios de pilotos de otras compañías. Y es que el negocio de Michael O’Leary, el máximo responsable de la aerolínea irlandesa, la 'low cost' líder en Europa, triunfa a costa de estar siempre al filo de la navaja. Sólo así puede jactarse de decir que su compañía tiene las tarifas más bajas.

Escudándose en la filosofía del bajo coste –cobrar sólo por los servicios prestados– y buscando nuevas fórmulas de ahorro, Ryanair lleva al límite a sus aviones, tripulaciones y procedimientos de vuelo, según denunciaron a este diario fuentes de la industria aérea. Todo acompasado por negocios adicionales en torno a la aerolínea. Entre ellos, las subvenciones que recibe de algunos gobiernos autonómicos –sobre todo, en España–, a cambio de llevarles turistas, o la compra-venta y el leasing –alquiler con opción a compra– de aeronaves.

Los empleados deben financiarse su formación

En cuanto a sus tripulaciones, tanto comandantes como copilotos deben tener el curso de calificación de vuelo ya realizado, evitando así a la compañía financiárselo. Esta formación cuesta entre 15.000 y 18.000 euros, en función del tipo de avión.

Los tripulantes de cabina (azafatas) deben pagarse su formación y sus contratos suelen ser de seis meses, a renovar en función de la venta a bordo que realicen, según confirmaron fuentes cercanas a la aerolínea.

En el caso de los pilotos, Ryanair recurre a 'brokers' para conseguirlos. Se trata de empresas de trabajo temporal que proporcionan pilotos a quienes los demandan.

Fuentes cercanas a la compañía advirtieron, incluso, que cuando un avión sufre algún incidente y la tripulación tiene que dormir fuera de casa, los trabajadores deben costearse el alojamiento y la comida.

Cobrar por todos los servicios usados

Lo que empezó siendo un bulo en los corrillos aéreos tiene visos de convertirse en realidad. Ryanair está pensando, seriamente, en cobrar al pasajero por usar el baño del avión, según las palabras de su consejero delegado, en la revista de la compañía.

Una nueva tasa que aspira a sumarse a las que ya tiene Ryanair. La compañía promociona billetes a cero euros, pero después cobra, con creces, cualquier movimiento del pasajero. La aerolínea contempla nueve tasas ante la compra de un billete.

  • Primera, facturación en línea, es decir, pagar por realizar el 'check in' a través de internet. En este caso, el viajero deberá abonar cinco euros si hizo la reserva 'on line' o 10 euros si la realizó a través de una agencia de viajes o en el aeropuerto.
  • Segunda, tasa de tramitación. En este caso, Ryanair cobra cinco euros, por pasajero y vuelo, que justifica como costes asociados a su sistema de reservas.
  • Tercera, una tasa de prioridad de embarque de entre cuatro y cinco euros.
  • Cuarta, una tasa por llevar un bebé a bordo. Aquellos viajeros que lleven a un niño menor de dos años tendrán que sumar al precio de su billete 20 euros.
  • Quinta, una tasa por equipaje, que dependerá de si el pasajero factura una o dos maletas, de no más de 15 kilos cada una. Si se trata sólo de una bolsa, el coste será de entre 15 euros (reserva 'on line') y 35 euros (reserva por agencia). Con una segunda bolsa, el precio asciende a 35 y 70 euros, respectivamente.
  • Sexta, la tasa por exceso de equipaje. Aunque resulte increíble, Ryanair cobra 20 euros por kilo que exceda el peso de la maleta.
  • Séptima, una tasa por emitir el billete en el mostrador de facturación del aeropuerto. Es decir, aquella persona que no lleve la tarjeta de embarque en mano, impresa en casa, tendrá que pagar 40 euros.
  • Octava, una tasa de modificación de vuelo de entre 25 euros (reserva ‘on line’) y 55 euros (reserva por agencia).
  • Y novena, una tasa de cambio de nombre del titular del billete. En este caso, el coste será de entre 100 y 150 euros.

Con este escenario de fondo, los billetes de Ryanair ya no son los más baratos, sobre todo si reservó su vuelo en una agencia o en el aeropuerto, y tuvo que sacar la tarjeta de embarque en el mostrador. Mínimo, 40 euros más.

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